lunes, 3 de mayo de 2021

Costumbres de nuestra mente

No hay nada como saber lo que tiene tu mente por costumbre pensar como para poder empezar a ponerle remedio. Quizá llevas tiempo pensando en que solo te vienen a la cabeza pensamientos de un tipo o de otro, pues si te haces consciente de ellos, ya sabes que hay que controlarlos.

Siempre nos preocupamos por lo mismo, siempre pensamos en un mismo sentido, siempre interpretamos del mismo modo las cosas. Somos muy predecibles porque seguimos haciendo las cosas igual. 

A tu mente vendrán principalmente dos cosas de las que nos ocupamos en otras entradas:

  • Tus propias críticas, fruto de que eres tu peor enemigo y cada vez que haces algo te crucificas poniéndote en lo peor.
  • Pensamientos negativos e irracionales que tu cerebro piensa que son peligros de los que te tiene que advertir.
Y también tiene por costumbre: 

  • El catastrofismo: es una pauta de pensamiento sesgada donde se cierne sobre nosotros cualquier cosa aciaga, calamitosa y desgraciada. Pase lo que pase, nos ponemos en lo peor. El más mínimo contratiempo, un retraso en una llamada, un mensaje que se contesta tarde y ya vemos a las personas muertas, en el hospital, en un accidente o en lo más terrible que nos podamos imaginar.
  • La culpabilización: tenemos la culpa de todo, de todos los males que nos rodean y de todo lo malo que ocurre, pero por el contrario, no somos culpables de lo que nos pasa a nosotros porque de lo que me ocurre a mí, los culpables son los otros. Si creo siempre eso, poco puedo hacer para cambiar las cosas. Porque no tengo el poder para cambiar lo que me ocurre a mí, lo tendrán los demás. Estoy en una total indefensión.
  • Los deberías: rigidez ante lo que ocurre en la vida. Si pasa esto, debería hacer esto. Si pienso esto debería hacer esto otro... multitud de reglas que dirigen la vida quitándole la necesaria flexibilidad para afrontar determinados giros inesperados.
  • Leer la mente: sabemos exactamente lo que piensan los demás de todo y además, de mí. Sé lo que piensa cada persona de mí. Creemos que les conocemos y sabemos las razones por las que están preocupados o alegres, como si los hubiéramos parido.
  • El perfeccionismo: tenemos un ideal de perfeccionismo y si algo no es perfecto, ya no nos sirve. Cuesta llegar a esa perfección absoluta, por eso, casi nada lo es, pero tiene que serlo o no lo querré. Ese perfeccionismo también nos engulle a nosotros mismos creándonos una autoexigencia donde nunca llegamos. Siempre corriendo detrás de la idea de perfección y donde no le llegamos ni a la suela de los zapatos. Es una buena fuente de estrés.
¿Eso qué va a provocar? Que te encuentres en un estado de ansiedad y estrés, que sin llegar a ser patológicos, por el momento, son como una losa con la que tienes que ir de un lado para otro, dificultando tu devenir diario.

Desenfocado

Y al final lo que conseguimos es ver las cosas de manera desenfocada, no como realmente son porque a todo le ponemos un poquito de nuestra cosecha: un debería, una culpa o unas gotas de perfeccionismo.

Estos patrones o sesgos de pensamiento harán que afloren sentimientos muy poco deseados que alterarán tu estado de ánimo. Y al llevar tanto tiempo arraigados en tu mente, se convierten en auténticos círculos viciosos de los que es difícil escapar.

Círculo vicioso


Por tanto, si pensamos al contrario, nuestro cuerpo reaccionará bien y nuestro estado de ánimo no se verá alterado.

Además, solo hay que entender que un pensamiento, como una emoción, no eres tú, es tuyo, pero no te define, no te representa, es algo pasajero y es tan solo una interpretación que haces de la realidad.

Mindfulness nos ayuda en esta tarea de romper el círculo vicioso porque permite que todo lo que llegue a la mente esté ahí siguiendo estas pautas:

  • No me lo creo.
  • No me identifico.
  • No juzgo.
  • No lucho.
  • No me enfrento.
  • Solo observo.
  • Me hago consciente de su aparición.
  • Veo cómo viene y se va.

Un ejercicio que te ayudará con esto es tumbarte a ver las nubes. Ellas aparecen, permanecen un tiempo en tu campo de visión, pero se van, simplemente pasan. Pues igual con tus pensamientos.

Nubes

Ellos pasarán, algunos merecerá la pena que actúes, pero la mayoría no. La idea es llegar a dominar nuestra mente y no al contrario. No dejarnos dominar ni arrastrar por los pensamientos, si no tener la capacidad de poner decidir, por cuál nos podemos mover o preocupar y por cuál no.



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