Cuando se tiene algún hecho que cada vez que viene a nuestra mente nos trae ira, enfado, miedo, tristeza y nos provoca determinadas sensaciones, ¿crees que la mejor solución es ignorarlo? Pues el cerebro considera que sí porque es lo más rápido y no quiere afrontarlo porque duele.
Tenemos muchas emociones todos los días pero solo nos percatamos de las más fuertes. Sobre la mayoría no es necesario intervenir, solo hay que pensar que son estados transitorios que tienen una duración. Y como tales, habría que acogerlas con apertura de miras, experimentar lo que nos transmiten y después, dejarlas ir.
Cuando sentimos algo tenemos dos opciones:
- Dejarnos llevar, que la emoción se apodere de nosotros y perder el control. Al final eso nos bloqueará y no podremos encontrar opciones para salir de ella.
- Observarla como si estuvieras fuera teniendo claro que es un producto del cerebro y como tal, no es real. El intentar luchar contra las emociones negativas solo consigue que no las puedas sacar del interior y se cronifiquen.
Es como si tú estuvieses en un coche de caballos. El coche es tu cuerpo, el cochero es tu cerebro y el caballo es la emoción. Si el caballo de desboca, la emoción es capaz de hacer que todo se descontrole, pero tú, la de blanco, como espectadora de lo que ocurre, eres la que puede decirle a tu cerebro, el cochero, que tire de las riendas y pare al caballo, es decir, que controle la emoción que se estaba yendo de las manos.
Para superarlas hay que parar, centrase a experimentar, ver las sensaciones que producen por muy negativas y dolorosas que sean y dejar que se vayan, que fluyan.
Esto se consigue en diferentes etapas:
Hay que ir hacia el interior
Pon los pies en el suelo, estira la espalda, deja tus brazos sobre las piernas e inclina un poco la barbilla hacia el pecho, cierra los ojos, si quieres, y comienza a centrar la atención en la respiración.
Inspira.
Espira.
Inspira
Espira.
Recuerda una situación que te haya provocado alguna emoción muy intensa que no quieras recordar o de la que lleves huyendo varios días o incluso meses.
Viaja hacia el interior.
Hay que etiquetar lo que se está sintiendo. Te hace sentir vergüenza, miedo, dolor, decepción, humillación... Si necesitas ayuda con las emociones, aquí tienes unas pocas.
Vívelo. Puede que el cuerpo se resista, pero percibe dónde duele cuando eso pasa, ¿qué zona reacciona?
Hay que dejar espacio para esa emoción y no intentar transformarla.
Lo que experimentas es lo que debes sentir, pero la relación con ella es lo que debe cambiar.
Si es muy desagradable
Y sientes que puedes perder el control, piensa en el punto más alejado del cuerpo, para cambiar el foco de atención. En el dedo gordo del pie. Haz unas respiraciones profundas y luego vuelve poco a poco a la emoción.
Si no lo puedes aguantar, respira profundamente unas cuantas veces y deja de pensar en ello.
Ahora no es posible, más adelante se podrá volver a intentar para vencer la resistencia.
Si puedes seguir concentrado en la emoción sin tener ese sentimiento desapacible puedes pasar al siguiente punto.
Concéntrate en la emoción y ábrete a ella.
Se consciente de los sentimientos que tienes debido a ella.
En este momento se está produciendo una regulación y se irá expandiendo en el interior.
Ahora puedes:
- Dejar que salga de tu cuerpo y se vaya.
- Pasarla por el filtro del corazón donde todo lo transforma en amor o quemarla con su calor.
Al hacer esto siente el alivio.
Permanece el tiempo que quieras en esta situación y cuando quieras salir, porque consideres que ya estás listo, vuelve a la respiración y regresa después de unas respiraciones profundas.
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