Este ejercicio te ayudará a conciliar el sueño.
Esto con matices, porque pueden darse distintas circunstancias:
- Hay personas que tienen el móvil como despertador o familiares que les pueden llamar.
- Algunas necesitan tener un punto de luz.
- Otras duermen con la ventana un poco abierta.
La mente todavía está muy activa, por todo lo que se ha hecho a lo largo del día, y hay que irse relajando para mandarle el mensaje al cerebro de que debe ir a descansar para que comience a bajar el ritmo.
Después hay que estirarse un poco antes de meterse en la cama. Ponte de pie al lado y estira tu cuerpo, sacude los brazos y las piernas suavemente para que los músculos se vayan relajando. No lo hagas de manera muy enérgica o conseguirás el efecto contrario.
Ahora ya te puedes tumbar y cerrar los ojos y empezar a respirar profundamente.
Al final del día plantéate si ha sido un día satisfactorio o no. Repasa las cosas buenas que te han sucedido, detecta lo que se podría mejorar y piensa qué podrías cambiar para que al día siguiente sea mejor. Si te vas a quedar enganchado en algo que te ha salido mal o en algo que te produzca sensaciones desagradables, omite este paso.
Si te invade algún pensamiento negativo reflexiona:
¿Puedo solucionar ese problema que viene mi mente a estas horas? No, claro que no.
Es por la noche, todo el mundo va a dormir, ahora no podéis solucionar nada.
Deja que se vaya, no le prestes atención y sustitúyelo por una imagen que te guste (una tarde en la playa con poca gente, un día que te sentaste en el campo o en lo alto de una montaña viendo el paisaje que más te gusta). De esto ya hablamos en una entrada anterior que puedes leer aquí.
Y ahora hay que concentrar todas las energías en dormir siguiendo estas pautas:
- Respira profundamente. Inspirad de nuevo y comienza a contar desde 100 a 0.
- Procura hacer cada vez respiraciones más profundas.
- Tienes que encontrar tu ritmo, pero que cada vez sea más lento.
- Céntrate solo en ti y en tu respiración.
- Si un pensamiento negativo o uno sobre la planificación de lo que toca hacer mañana interrumpe la cuenta, no debes prestarle el más mínimo interés.
- No te olvides de respirar cada vez más despacio.
- Si en algún momento los pensamientos se dispersan, vuelve a la imagen del principio.
- Si pierdes la cuenta, no te penalices volviendo a empezar ni te cabrees por no centrarte. Acepta lo que te ocurre, que es un premisa en la práctica del mindfulness, y retoma por donde crees que te has quedado.
Cuando más lo practiques, mejor te saldrá y no llegarás a cero, seguro que te quedas en los setenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario