Una gacela está comiendo hierba y de repente empieza a ver que otras gacelas se mueven... se han levantado las leonas, sus crías están hambrientas, puede que vayan a por ella... tiene que escapar.
La gacela tiene un pico puntual de estrés y de tensión que le hará correr para salvar la vida.
Corre hasta que ya no hay peligro, las leonas han cogido a otra gacela y ella ha logrado salvarse.
Cuando escuchamos la palabra estrés, a menudo nos asustamos porque consideramos que es malo porque supone una reacción del cuerpo ante una demanda que ve difícil cubrir. Pero no todo el estrés es malo o si no que se lo digan a esta gacela que no fue el almuerzo de los leones gracias a la tensión en un momento determinado.
Cuando nos estresamos ante un hecho puntual, nuestra respuesta ante ello hace que el cuerpo entre en estado de alerta y se tensione para dar una respuesta rápida, como la de nuestra gacela.
¿Pero qué ocurre si después de dada esa respuesta nuestra alerta no baja y no conseguimos relajarnos de la misma manera que lo consigue hacer la gacela?
Pues que la tensión se hace persistente y deriva en muchos problemas para nuestro organismo:
- Fatiga crónica: como siempre se está en tensión, el cuerpo se agota porque el gasto de energía es cada vez mayor.
- Brecha en nuestro sistema inmunitario: se debilita debido a la tensión y el estrés y afloran enfermedades que no habría aparecido de tener una barrera inmunitaria eficiente.
- Desarrollo de enfermedades: tanta tensión en puntos determinados desemboca en problemas cada vez más graves. La tensión en el cuello puede hacer que tengas dolor de cabeza; la de la espalda que tengas contracturas, desviaciones de columna, lumbalgia o hernias discales; si se "agarra" al estómago puede provocar una úlcera o el colon irritable y un corazón que está siempre alerta puede derivar en hipertensión, arritmias o taquicardias, etc.
- A nivel mental: las capacidades se ven mermadas porque afecta a la memoria y a la creatividad. Se bloque a la flexibilidad y la posibilidad de ver nuevos caminos o soluciones.
- Dificultad para relacionarnos: puede ser con familiares directos pero alcanza todo tipo de personas e incluso en el trabajo porque el estado en el que nos encontramos no permite escuchar a los demás y comprenderlos.
Como acabas de comprobar, la tensión puede repercutir en muchas áreas de nuestra vida y lo único que consigue es agotarnos, provocar problemas de salud serios, no de ja que nos desarrollemos intelectualmente, dificulta nuestras relaciones interpersonales y eso va en detrimento de una buena calidad de vida.
En un artículo posterior hablamos de los niveles de tensión, puedes leerlos aquí.
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