Parar y prestar atención a tu cuerpo es necesario para atender a todas las demandas físicas y mentales del día. Es fundamental estirar la espalda y el cuello, haciendo un paréntesis en tu actividad. Este ejercicio es ideal para hacerlo en el trabajo, pero también en un parque, en un sitio donde te encuentres y necesites un momento o incluso en casa.
Es un pequeño estiramiento y una pausa también.
- Ponte de pie o te puedes sentar, lo que corresponda dependiendo de dónde lo hagas.
- Alinea la espalda, el cuello y la cabeza. Una vez en esa postura, cierra los ojos y centra la atención en la respiración.
- Fíjate en cómo entra el aire y sale, cómo se mueve el pecho y el abdomen cuando respiras. Recuerda que tu respiración tiene que ser abdominal.
- Una vez que hayas hecho esto unas cuentas veces, estira los brazos a lo largo del cuerpo y levántalos poco a poco. Quédate en una posición en cruz, deja las palmas hacia arriba y ahora sube los brazos hasta que se junten por encima de tu cabeza.
- Estira todo tu cuerpo para crecer hacia el techo o el cielo, depende de dónde estés.
- No dejes de respirar profundamente y después de estar un rato en la postura de antes, ve bajando los brazos hasta que queden estirados a lo largo del cuerpo, como antes.
- Después observa cómo están tus hombros, tu cuello y tu cabeza y destensa cada zona respirando profundamente.
Ya te has centrado en ti, te has relajado y has estirado. Es hora de volver. Abre los ojos, sigue respirando, comprueba cómo te has quedado después de este ejercicio y ya estás prepar@ para la vuelta a la actividad.
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