viernes, 2 de octubre de 2020

Ejercicio para iniciarse en la alimentación consciente

Como vas a ir descubriendo en el blog, mindfulness alcanza todos los ámbitos de la vida y la alimentación es uno de los más importantes porque nos pasamos bastante tiempo comiendo y casi siempre, no lo hacemos bien. Estamos pensado en otra cosa más que en lo que comemos.

Se suele empezar en esto del mindfuleating con un ejercicio muy fácil, que también vale para l@s niñ@s y lo que hay que hacer es coger una galleta y comerla en modo mindfulness.


En este caso es un galleta, pero sirve cualquier opción que te guste más como chocolate, una magdalena, colines... lo que tengas a mano, si al final se trata de que todo se haga con atención plena. No te recomiendo un helado para esta experiencia, ahora verás por qué.

Hay que centrarse en todas las sensaciones que provoca la galleta, para después ser capaz de hacerlo con cualquier comida y en cualquier momento.

Vamos a ver los pasos que hay que seguir y en qué hay que centrarse:

  • Primero en lo que nos entra por la vista. Hay que observarla y fijase en el color, la forma, el tamaño... todo lo que nos proporcionen nuestros ojos. En este caso la de la fotografía es redonda, irregular y tiene pepitas de chocolate. 
  • Después deja que entre en juego el tacto, hay que tocarla y recibir todas las sensaciones que llegan. Pasa el dedo por el borde, experimenta si es rugosa o lisa por algún lado, pasa la yema de los dedos que tienen muchos receptores y son muy sensibles y comprueba si es suave o está rugosa y si hay diferencias entre un lado u otro.
  • Ya estás salivando pero nos queda un paso previo antes de meterla en la boca. Hay que olerla. Huele a algo dulce, como se espera o es un olor que te despista y no pega. Fíjate en si el olor es agradable o no y si dan ganas de comerla. 
  • Por último ya puedes hincarle el diente para saborearla poco a poco. Tiene que durar porque es un ejercicio para practicar, así que da bocados pequeños y con cada uno experimenta su sabor, si está dulce, si cruje o está blanda, si te gusta, si tropiezas con una pepita de chocolate y está dura y al deshacerse en la boca está más dulce todavía... 

Estos son los pasos que habría que seguir con cualquier comida que se haga. Es un ejercicio sencillo para que consigas comer con la atención puesta en lo que comes y no en lo que tienes que hacer o has hecho a lo largo del día. Da la importancia que se merece al hecho de la alimentación y consigue vivir todas las sensaciones del momento para que tu digestión mejore, sepas qué alimentos te sientan mal y vivas en el presente. 

Ahora el reto está en tu mano y es hacerlo con cada comida. Si no puedes porque siempre estás rodeado de gente prueba a beber de la botella en modo mindfulness o tomar una fruta o algo que te guste con atención. Si no puedes hacer todas las comidas, cumple con el aquí y el ahora, las veces que puedas, eso es mejor que nada. 

Recuerda que antes de salir de la experiencia debes respirar tres veces de manera profunda, recordando el gusto que te ha dejado en la boca. 




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