El ser humano es un ser social por naturaleza, nos juntamos y nos desarrollamos en sociedades. Por eso, es importante tener ciertas habilidades sociales y también practicar mindfulness en las relaciones con los demás.
Por un lado, porque en ellas son una fuente de estrés, ya que, a veces no es fácil el trato con determinadas personas y por otro, es necesario también estar presente mientras nos comunicamos y escuchamos a los otros.
Existen personas que son muy agresivas cuando hablan, otras te intentan manipular, como un vendedor, muchas intentan imponer sus opiniones y otras son directamente insoportables... no es una tarea fácil eso de manejarse en el mundo social. La solución sería sencilla, intentar huir de ellas, pero a veces no se puede porque son de tu familia. Entonces hay que empezar a aprender a gestionar las reacciones que nos producen y a responder de una manera más asertiva para evitar que nos controlen.
No todo es malo en las relaciones interpersonales, también hay personas maravillosas con las que nos sentimos muy bien, hablamos de todo y sacan lo mejor de nosotros.
Pero como es algo tan complejo, vamos a apagar el piloto automático cuando estamos con alguien y a intentar hacer los cambios donde haya que ajustar algún parámetro.
La premisa para enfocar esto es poner el foco de atención en nosotros, no en la otra persona.
¿Pero si es ella la que me irrita o la que me saca de quicio?
No importa, el foco lo sigues teniendo tú porque a esa persona no la vas a cambiar. No tienes tiempo, quizá no tienes conocimientos, no te da la gana y no te va a pagar lo que cobrarían los de mi gremio, los psicólogos, para que la reajustes. Entonces tú no tienes que intentar cambiar a los demás, pero sí tienes capacidad para modificar las relaciones comenzando por ti.
Llegamos a la comunicación con atención plena con lecciones aprendidas de lo que fuimos desarrollando en nuestras primeras relaciones con nuestros padres, nuestros familiares más cercanos, nuestros amigos del colegio... Por eso, puede que no reaccionemos bien y menos en situaciones de estrés, provocado por nuestro interlocutor.
El mindfulness nos va ayudar a reconocer esas reacciones y las respuestas erróneas repetidas desde siempre, a aceptarlas y a comenzar a cambiar.
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