Ya vimos que mindfulness NO es dejar sentir y que no se trataba de intentar suprimir o reprimir las emociones para que no salgan. Se observan, se aceptan sabiendo que son estados pasajeros y se dejan ir, que fluyan. Igual que un sentimiento ha llegado a nosotros, se irá. Pues por eso mismo, hay que aprender a validar nuestras emociones y las de los otros.
¿Pero qué significa eso? Pues asumir que las emociones que sientes en un determinado momento son válidas y que están ahí y se manifiestan de alguna manera y por ello, hay que tenerlas en cuenta. Han de ser aceptadas por ti mismo y por los demás.
El problema de la validación es que en vez de sentir, empezamos a cuestionar lo que sentimos y en parte es porque:
- Hemos crecido en un entorno en el que no se han validado nuestras emociones. Nos han dicho de pequeños cuando nos caíamos o estábamos llorando por algo: "venga calma", "no llores tanto", "no es para tanto", "no pasa nada"...
- Los demás no saben cómo reaccionar y nos dicen, sin saber que no es lo correcto y para animarnos: "venga ánimo", "no te ponga así", "venga, no llores", "tienes que ser fuerte"...
- Al final nosotros mismos nos juzgamos y no respetamos nuestras propias emociones.
¿Qué nos toca hacer ahora si hemos aprendido mal las cosas? Pues hacer un esfuerzo y reaprender algo nuevo y ponerlo encima de lo ya aprendido. Eso significa que por un lado, tenemos que dejarnos sentir y y por otro, dejar que los otros sientan. Validar a los demás las emociones también es importante. La validación supone entender y comprender al que está sintiendo.
A veces nos cuesta mucho callarnos y soltamos muchas tonterías. Una vez con una amiga estuvimos recopilando las chorradas que se dicen en un tanatorio, y el problema es que no nos han educado para esa situación y muchas personas la evitan o sueltan las tonterías de siempre.
De los tanatorios se sacan muy buenas anécdotas, pero no ha escuchado cosa más imbécil que decirle a un ciego, después de estar un rato cenando a oscuras, que tú ya estás preparado para ser ciego porque se te da muy bien. No se valora el silencio lo suficiente y tendríamos que hacerlo porque decimos una cantidad de gilipolleces.
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