viernes, 27 de agosto de 2021

Características de la atención

La atención es la que nos permite que no nos inundemos de todos los estímulos externos, es fundamental para poder procesar lo que nos interesa y descartar lo que no. 

Tiene las siguientes peculiaridades:

Amplitud: es la cantidad de información a la que podemos atender a la vez y el número de tareas que podemos realizar al mismo tiempo que obviamente no es infinito. Así que es limitada. 

Control: es la capacidad que va a permitir orientar la atención hacia donde sea necesario y para ello, es preciso cierto esfuerzo.

Este control se ve dificultado por la ansiedad o el estrés porque no somos capaces de dirigirla donde queremos, ya que se nos ha quedado enfocada en el estímulo que genera esos estados, privándonos de poner la atención en cosas que también son importantes.

 

Atención


Intensidad: es la cantidad de atención que prestamos a una cosa que estamos haciendo o a un objeto. 

  • Existen algunas tareas que las hacemos de manera automática debido a las veces que las hemos repetido, por eso, luego no recordamos si hemos cerrado la puerta o apagado el gas. A pesar de ello, todo lo que hacemos requiere atención, aunque en este caso, sea poca. 
  • En el lado opuesto están las tareas que requieren concentración porque hay que atender a ellas de manera voluntaria. 
  • De esto se deriva la atención voluntaria, que es la que se pone de manera deliberada  en un sitio y porque se quiere, y la involuntaria derivada de la percepción.

Oscilamiento: es la capacidad de atender a una cosa o a otra y de cambiar el foco de atención de una tarea a otra. A veces podemos hacer dos tareas a la vez, tres, difícil, pero en muchas ocasiones, aunque lo parezca, lo que realmente ocurre es que se pasa de una a otra rápidamente. Esta velocidad depende de cada persona y se ve influenciada por muchos factores. ¿Has probado a intentar atender a dos personas mayores que quieren contarte su vida y te hablan a la vez? Eso no sale bien ni con el oscilamento a máxima velocidad.


jueves, 19 de agosto de 2021

Atención plena

La atención plena es vivir aquí y ahora, siendo plenamente consciente de ello. Atención plena puede ser un sinónimo de mindfulness y es básicamente estar presente en el presente, sin juzgar, sin pensar en otra cosa o sin intentar manipular la situación que se está viviendo. 

¿Quién puede aprender a focalizar la atención donde quiera en el momento que quiera? Pues cualquiera porque entrenarlo está al alcance de todos. O por lo menos, debería estarlo. Son de sobra conocidas las ventajas que tiene en la educación porque es un campo cada vez más estudiado, pero si no lo extendemos a otras áreas profesionales, nos daremos cuenta que estamos perdiendo muchos de los beneficios que ello tiene.

Por ejemplo en las oposiciones. Es preciso que cuando un opositor, que dispone de poco tiempo, cuando estudie, realmente lo haga. No esté pensando en mil cosas o distrayéndose con una mosca. Si tiene poco tiempo disponible para estudiar porque tiene obligaciones en casa y en el trabajo, es preciso que ese tiempo lo aproveche al máximo.

Por otro lado, con atención plena el mundo que se observa se haría con ojos asépticos de quien no juzga y se hace lo más desprovisto de emociones posible, eso también viene muy bien en el campo de las oposiciones. Ya que, además de poner el foco y ser más inmune a los distractores, las emociones no van a interferir, así como no lo hará el estrés o la ansiedad.

Poner el foco


La próxima vez elige no pasar por la vida de puntillas y entra en contacto con ella. No hay nada más bonito que dedicar tiempo a los demás y a lo que haces y que en ese tiempo, estés. 

Como todo, esto se consigue con práctica. Cuando más practiques, mejor lo harás. Cuando venga un pensamiento, vuelve al presente: a la plancha, a tender, a sentir las manos frías, a hacer la cama, a oler las sábanas limpias...

Y procura no estar a varias cosas, que todo venga de una en una. Céntrate en una cosa, cuando la termines, puedes ir a otra y luego a otra, pero no saltar de actividad en actividad porque así, no se consigue estar plenamente atento a ninguna. 


domingo, 15 de agosto de 2021

Día Mundial de la Relajación

El  15 de agosto se celebra el Día Mundial de la Relajación

Relajación


Se desconoce el origen exacto de quién o cuándo se estableció este día para celebrar la relajación, pero lo cierto es que como cae en un día festivo en España y para muchos, en mitad de sus vacaciones, es un momento ideal para prestarse un poco de atención y relajarse.

Como siempre que surgen este tipo de conmemoraciones, hay profesionales y academias que desarrollan  talleres, cursos, charlas o relajaciones grupales, con el fin de concienciar sobre los beneficios que tiene, que son muchos.

Este tipo de celebraciones serán bienvenidas, pero es mejor si nos relajamos todos los días un poco, no solo el día de celebración.


¡Feliz día y feliz practica!




martes, 10 de agosto de 2021

Valida tus emociones y las de los demás

Ya vimos que mindfulness NO es dejar sentir y que no se trataba de intentar suprimir o reprimir las emociones para que no salgan. Se observan, se aceptan sabiendo que son estados pasajeros y se dejan ir, que fluyan. Igual que un sentimiento ha llegado a nosotros, se irá. Pues por eso mismo, hay que aprender a validar nuestras emociones y las de los otros.

¿Pero qué significa eso? Pues asumir que las emociones que sientes en un determinado momento son válidas y que están ahí y se manifiestan de alguna manera y por ello, hay que tenerlas en cuenta. Han de ser aceptadas por ti mismo y por los demás.

El problema de la validación es que en vez de sentir, empezamos a cuestionar lo que sentimos y en parte es porque:

  • Hemos crecido en un entorno en el que no se han validado nuestras emociones. Nos han dicho de pequeños cuando nos caíamos o estábamos llorando por algo: "venga calma", "no llores tanto", "no es para tanto", "no pasa nada"...
  • Los demás no saben cómo reaccionar y nos dicen, sin saber que no es lo correcto y para animarnos: "venga ánimo", "no te ponga así", "venga, no llores", "tienes que ser fuerte"...
  • Al final nosotros mismos nos juzgamos y no respetamos nuestras propias emociones.
Una validación tiene que dejarnos sentir una emoción sin necesidad de ocultarla, ni que los comentarios de los demás nos hagan sentir culpables por experimentarla. 

Validar las emociones

¿Qué nos toca hacer ahora si hemos aprendido mal las cosas? Pues hacer un esfuerzo y reaprender algo nuevo y ponerlo encima de lo ya aprendido. Eso significa que por un lado, tenemos que dejarnos sentir y y por otro, dejar que los otros sientan. Validar a los demás las emociones también es importante. La validación supone entender y comprender al que está sintiendo.

Validar callando


Muchas veces se valida con el silencio. Si no sabemos qué decir en un entierro, por ejemplo, no vale el "te acompaño en el sentimiento" porque carece de sentido. Vale más un abrazo emotivo y no abrir la boca.

A veces nos cuesta mucho callarnos y soltamos muchas tonterías. Una vez con una amiga estuvimos recopilando las chorradas que se dicen en un tanatorio, y el problema es que no nos han educado para esa situación y muchas personas la evitan o sueltan las tonterías de siempre.

De los tanatorios se sacan muy buenas anécdotas, pero no ha escuchado cosa más imbécil que decirle a un ciego, después de estar un rato cenando a oscuras, que tú ya estás preparado para ser ciego porque se te da muy bien. No se valora el silencio lo suficiente y tendríamos que hacerlo porque decimos una cantidad de gilipolleces.



miércoles, 4 de agosto de 2021

Si lees, lee


Si haces una actividad dedícate solo a hacer esa actividad, así que, si lees, solo lee.

Ahora que estamos verano y puede que estés de vacaciones, dedícate a leer porque tiene múltiples ventajas, entre ellas:


Y si le pones toda la atención, le sacarás más partido.