jueves, 24 de marzo de 2022

Meditación mindfulness

Nos pasamos el día haciendo cosas y corriendo para llegar a hacer más cosas. Intentamos abarcar una lista enorme que tenemos y nunca acabamos, al final, con lo único que acabamos es con estrés por no haber terminado todo. Y en el caso de terminar, nos buscamos nuevas cosas que hacer. Así que, es hora de parar.

Tener un momento de meditación nos sirve para bajarnos del mundo y para dejar de hacer y pasar a ser.  

Para e intenta conectar con tu mundo interior. Para y dedícate unos minutos a cultivarte como persona, a crecer. Para y observa lo que ocurre, sin buscar nada, sin desear nada, sin huir, solo observa lo que pasa en este momento.

Olas

Imagina que es como sumergirte en varios metros en el agua, en tu interior, y desde ahí miras la superficie donde no paran de pasar las olas, hay sol y luego se hace la noche, pasa un barco, pasan peces, las gaviotas intentan comerse algún pez... 

Tú lo ves todo desde abajo, desde la profundidad del océano donde estás en calma y ves como todo cambia sobre ti, pero no reaccionas, tú estás en paz.


Repasamos la postura para meditar, pero lo primero es encontrar un lugar tranquilo para que no te molesten:

  • Pies apoyados en el suelo en paralelo y separados a la anchura de las caderas. No hay que cruzar las piernas o los pies.
  • Rodillas formando un ángulo de 90 grados.
  • Espalda recta, separada del respaldo.
  • Brazos sobre las piernas y hombros relajados.
  • Cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, como si un hilo tirara de la coronilla.

Si no te sientas en una silla:

  • Si lo haces en el suelo, hazlo sobre una superficie blanda pero firme.
  • Puede ser en un banco de meditación donde las rodillas queden por debajo de las caderas.

Tienes que sentirte cómodo para estar un buen rato sin moverte y estar conectado con los pies en la tierra y con la cabeza al cielo.

 Y ahora, cierra los ojos si eso te ayuda a concentrarte (los puedes dejar entreabiertos o desenfocados) y

  • Lleva la atención a tu respiración.
  • Elige un punto donde quieras ponerla: nariz, pecho, abdomen, ombligo...
  • Y dependiendo del punto elegido, ve observando las sensaciones.

Recuerda que no quieres controla nada, no quieres cambiar nada, no quieres forzar nada, solo observas la sensación que produce la respiración y todo lo que ocurre cuando se produce.

Tu mente se va a ir con cada pensamiento, pero solo tienes que volver a la respiración.

La meditación estará muy bien hecha si te das cuenta de que estás pensando en algo y vuelves a la respiración. Y eso te puede ocurrir un montón de veces. Mientras que si solo piensas en una cosa pero te enredas en ella y no vuelves, no habrás conseguido tu objetivo de meditar.

Así que, si te das cuenta que estás pensando, no te juzgues, no te culpes, no reacciones antes eso, quítale importancia, déjalo pasar y vuelve a la respiración.

Si estás incómodo y tu cuerpo se quiere mover, tampoco debes reaccionar a eso. Procura no moverte. Observas eso que te perturba y lo dejas ir. Si finalmente no puedes más y te tienes que mover, hazlo despacio y de manera consciente.

No pienses que todo esto es algo malo porque ello solo corrobora que estás en el presente.

Con la meditación se consigue, entre otras cosas:

  • Aprender a no reaccionar lo que pasa.
  • Entrenar la focalización de la atención y la concentración.
  • Relajarse, ser más estable y tener calma.
  • Identificarse cada vez menos con los pensamientos que tenemos.


miércoles, 9 de marzo de 2022

Comunicación asertiva

Llegamos a la forma más sana de relacionarse con el resto, el estilo asertivo que se encuentra entre el  pasivo y el agresivo. Aunque se puede afirmar que nadie tiene un estilo de manera pura. Generalmente se tiende a uno, pero somos una mezcla donde tenemos cosas de los tres. También dependerá de la situación, que usemos más unas características u otras.

Lo que caracteriza a este estilo es que se da una respuesta, no una reacción en la interacción con los otros. Además, se tratan con sinceridad los propios sentimientos, deseos y necesidades.

Se usan palabras como: "creo", "pienso", "siento» o "quiero» y se tiene en cuenta lo que opinen o sientan los demás: "¿Qué piensas?", "¿Qué te parece si...?" o "¿Cómo lo ves tú?".

Todo ello favorecerá las emociones positivas, en uno mismo y en los demás y se mejora la comunicación haciéndola más directa y honesta.

Comunicación asertiva

El rasgo al que contribuye el mindfulness es que las personas asertivas tienen conciencia de la situación y de sus emociones. Así son capaces de conseguir lo que quieren pero sin crear problemas o conflictos. Sus relaciones son satisfactorias.

 Para todo ello, usan un tono de voz firme pero tranquilo y hablan de forma fluida. Su postura, además es relajada y los movimientos son naturales en coherencia con el discurso y respetan el espacio de los otros.

Las personas que practican habitualmente este estilo, son las únicas que tienen una buena autoestima, que defienden sus intereses sin pisotear los del resto y hacen que los demás se sientan bien. No son fuente de conflictos, si no  de resolución de los mismos.

Es el tipo de comunicación al que deberíamos tender y practicar.




martes, 1 de marzo de 2022

Claves para la meditación

Estas son las claves para que una meditación salga bien. De hecho, siempre sale bien. Lo único que hace falta es que le pongas atención y las ganas de hacerlo mejor cada vez y si crees que no ha salido de todo bien, pues otro día se intenta, pero hoy, no te juzgues duramente por ello.

Meditación

 

La idea es meditar unos 20 minutos en una postura cómoda, que es la que tienes que procurar mantener durante todo el tiempo.

Intenta no cambiar de postura, pero si lo haces, hazlo de manera consciente y muy despacio. Lo mejor sería no moverte por si sientes la necesidad de estar cambiando cada poco tiempo y eso hará que no te concentres bien.

Es mejor que cierres los ojos y hagas tres respiraciones profundas y después de estas, dejes que tu cuerpo decida cómo quieres respirar y lo haga libremente.

Piensa que tu cabeza está llena de agua con la que has estado fregando durante varios días y tienes que vaciarla, para llenarla de nuevo de agua limpia y transparente. 

Para ello tienes que estar presente en el presente, pero tu mente va a intentar sacarte de ahí y llevarte al pasado recordando algo que no te ha gustado o que te hace daño, o al futuro, con pensamientos de las cosas que cree que van a pasar, plasma sus miedos, sus descontentos, sus anhelos de organizar tu vida para que no pase nada malo...

Ella no descansa, si no tiene objeto dentro, lo busca, por eso, para evitar que lo haga, le vamos a dar algo en lo que centrarse, en la respiración.

Primero centra la atención en tus fosas nasales y experimenta la sensación del aire entrando y saliendo. Sigue el ciclo y advierte cuándo comienza cada nueva respiración.

Procura ignorar otro pensamiento que no sea el de la respiración, sonidos, olores, sabores... cualquier estímulo que venga de fuera y pon el foco de atención en la respiración.

Date cuenta de la sensación que estás experimentando de paz y tranquilidad cuando se han acallado todos tus pensamientos y solo estás tú y tu respiración.

No te pongas límites, cuando más veces lo hagas, podrás dominar mejor esos pensamientos y estar durante más tiempo en el presente solo centrado en tu respiración. A medida que esto ocurra, podrás ir aumentando el tiempo. 

Y ahora adelante, seguro que te sale muy bien.