¿Qué son las emociones?
Según la RAE (Real Academia Española) son una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
Emociones primarias
Hay un grupo de emociones llamadas primarias, que compartimos con los animales. Estas sirven para solventar un problema que atañe a nuestra supervivencia porque se inhiben otras reacciones y todo nuestro cuerpo focaliza sus esfuerzos solo en que sobrevivamos.
Son muy poquitas:
- La alegría: sirve para aumentar nuestra actividad y olvidarnos de las preocupaciones. Sus cambios en el organismo generan que nos podamos recuperar de otras emociones más dañinas. Es un periodo en el que parece que no corremos peligro, no hay preocupaciones y por tanto, podemos distraer nuestra mente con cualquier cosa porque estamos tranquilos.
- La tristeza: la energía se reduce, el metabolismo corporal desciende, te encierras en ti mismo y tienes ganas de llorar. Nos ayuda a sobrellevar las pérdidas o las malas noticias y a elaborarlas de mejor manera. Si bajamos nuestra actividad estamos expuestos a menos peligros, mientras nos recomponemos.
- La ira: aumenta el ritmo cardiaco y la sangre fluye más hacia las extremidades y se secretan varias hormonas. Eso hará que tengamos la energía necesaria para luchar y enfrentarnos. No es momento de pararse a pensar y razonar, el cuerpo lo inhibe y moviliza todos sus recursos para dar una respuesta, porque nos encontramos ante una amenaza. Ahora ya sabes porqué no se puede razonar con alguien cabreado.
- El miedo: supone un mecanismo de seguridad que, como las otras emociones primarias, compartimos con los animales. Se manifiesta en situaciones de peligro y prepara el organismo para luchar o para huir. Nosotros tenemos muchos miedos innatos y otros, que vamos adquiriendo a lo largo de nuestras experiencias. Las reacciones físicas que tiene nuestro cuerpo son dilatar las pupilas para percibir bien la fuente del miedo o derivar la sangre a la piernas, en caso de huir o a los brazos, para facilitar nuestra defensa. Aunque, a veces, la reacción es de parálisis, que puede ser momentánea, para evaluar el mejor sitio por el que huir o permanente porque el miedo es tan grande que nos ha bloqueado.
- La sorpresa: se da cuando algo llega de sopetón y es totalmente imprevisible. Suele ser una emoción corta porque una vez que la situación se hayan analizado y evaluado, dará paso a otras. En un primer momento se da una paralización momentánea que hace que se evalúe el entorno donde se agudizan la visión y el oído, receptores por donde nos entra la mayoría de la información. Una vez que se sabe qué es lo que lo ha causado, irá seguida de emociones positivas (amor o alegría) o negativas (ira o miedo), en función de lo que haya pasado.
- El asco: esto nos puede salvar la vida ante algo que percibe el gusto o el olfato como nocivo. Si entra por la boca, el gesto de asco, haría que lo expulsáramos y si lo hace por la nariz, se hace un intento de cerrar las fosas nasales.
Al final estas emociones ponen en marcha las funciones internas del organismo y el comportamiento externo.